jueves, 22 de julio de 2010

LITERATURA ESPAÑOLA Y UNIVERSAL (FRAGMENTOS). TEATRO. "Seis personajes en busca de autor", de Luigi Pirandello (1867-1936)

Luigi Pirandello
Una de las acotaciones del principio de
Seis personajes en busca de autor

Quien vaya a intentar una puesta en escena de esta comedia debe valerse de todos los medios disponibles para lograr un efecto gracias al cual estos SEIS PERSONAJES no se confundan nunca con los ACTORES de la compañía. La disposición de unos y otros, indicada en las ano­taciones, cuando ya se encuentren en el escenario, será sin duda útil; tanto como una intensidad luminosa variada de reflectores especia­les. Pero el medio más eficaz e idóneo que se sugiere será el uso de máscaras especiales para los PERSONAJES: máscaras especialmente elaboradas con una materia que el sudor no ablande, así que no se­rán ligeras para los actores que deberán llevarlas; se confeccionarán de tal modo que dejen libres los ojos, la nariz y la boca. Se interpreta de esta manera el sentido más profundo de la comedia. Los PERSO­NAJES no deberán, por lo tanto, aparecer como fantasmas, sino como realidades creadas, elaboraciones inalterables de la fantasía: y por lo tanto más reales y consistentes que la voluble naturalidad de los ACTORES. Las máscaras ayudarán a dar la impresión de la figura cons­truida artísticamente y fijada de manera inalterable en la expresión del propio sentimiento fundamental, que es el remordimiento en el PADRE, la venganza en la HIJASTRA, el desdén en el HIJO, el dolor en la MADRE, con lágrimas de cera, fijas en lo más lívido de las oje­ras y las mejillas, como se puede ver en las imágenes esculpidas y pin­tadas de las Mater dolorosa de las iglesias.
Y que incluso la vesti­menta sea de paño y corte particular, sin extravagancia, con pliegues rígidos y de un volumen estatuario. En resumen, que no dé la idea de estar confeccionada con una tela que se pueda comprar en cualquier tienda de la ciudad y en cualquier sastrería.
El PADRE rondará los cincuenta años: de frente amplia, pero no calvo, de cabello rojizo, con bigote espeso y crespo alrededor de una boca fresca, dispuesta a una sonrisa incierta y vana. Pálido, especial­mente en la amplia frente; ojos azules y ovalados, centellantes y agu­dos; vestirá pantalones claros y chaqueta oscura: en ocasiones será melifluo, en otras tendrá gestos duros y ásperos.
La MADRE estará aterrada y sobrecogida por el intolerable peso de la vergüenza y de la humillación. Cubierta por un tupido velo de viuda, vestirá humildemente de negro, y cuando se levante el velo, mostrará un rostro nada atormentado, pero como si fuera de cera, y siempre estará con los ojos bajos.
La HIJASTRA, de dieciocho años, será desvergonzada, casi impú­dica. Bellísima, ella también, vestirá de luto, pero con una elegancia vistosa. Mostrará desprecio por el aire tímido, afligido y casi deso­rientado del hermanito, un escuálido MUCHACHO de catorce años, también de negro; y en la hermanita, en cambio, una NIÑA de apro­ximadamente cuatro años, habrá una ternura vivaz y estará vestida de blanco con una cinta de seda negra en la cintura.
El HIJO, de veintidós años, alto, casi inmovilizado en un conte­nido desdén por el PADRE y en una indiferencia ceñuda hacia la MADRE, llevará un sobretodo morado y una larga cinta verde alre­dedor del cuello.

Traducción de Leonardo Valencia Assogna

No hay comentarios: